Lo esencial es invisible para los ojos

(…) Lindomar Placencia sorprende con la antítesis de las artes visuales, con cuatro autorretratos invisibles de gran formato (145 cm x 45 cm) realizados con lápiz casi blanco sobre cartulina, que seducen, que engañan y que demuestran no sólo la unicidad de la presentación matérica con la representación referencial, sino también la unicidad de la permanencia y la impermanencia, de la existencia y de la ausencia, de la realidad y su ilusoria percepción.

Como bien señala Fernández Torres, una exposición en la que el mundo representado y el mundo real borran sus límites demostrando, como dice El Principito, que 'lo sencial es invisible para los ojos'.

Lo esencial es invisible para los ojos
Blanca González Rosas
Analista de arte, política y economía cultural.
Semanario Proceso
26/10/2003